Oportunidades de cambio para la prevención de la violencia

Bogotá, enero 22 de 2019.

Además de la pérdida de vidas, una de las consecuencias sociales más lamentables de la violencia es el cierre de accesos al mercado laboral y productivo, tanto para víctimas como para perpetradores que han cumplido una sentencia o que se encuentran en procesos judiciales. Ante esta situación, la reincidencia delincuencial y la violencia son altamente probables. Por esa razón, un factor determinante para transformar ciclos de violencia y contribuir a su prevención es generar alternativas productivas y laborales para personas en conflicto con la ley penal que al mismo tiempo beneficien a sus círculos inmediatos.

El proyecto piloto Prevención de violencia con jóvenes en conflicto con la ley en Honduras persigue contribuir a la reducción de la violencia a través del trabajo directo en prevención terciaria, es decir, personas que han tenido problemas con la ley penal y que, por esa situación, se encuentran en altos niveles de riesgo y vulnerabilidad.

 Esto se hace a través de un proceso de formación, sensibilización y capacitación técnica orientada a la creación de emprendimientos productivos individuales y colectivos con jóvenes miembros de las dos principales barras del país, Revolucionarios y Ultra Fiel.

Durante la etapa de formación de tres meses de duración, 40 jóvenes en conflicto con la ley, hombres y mujeres de dos grupos de 20 miembros de cada barra fueron parte de un proceso de formación de 86 horas en habilidades para la vida, 80 horas en competencias laborales básicas y 72 horas en generación de emprendimientos.

Debido a los efectos negativos psico-sociales producidos por diversas formas de violencia, lo anterior es reforzado a través del permanente acompañamiento de terapias cognitivo conductuales que permitan la apropiación del diálogo como oportunidad vital para la transformación de los conflictos y de la oportunidad productiva como elementos clave de la prevención de la violencia.

La metodología integral de construcción de paz aplicada a la prevención de la violencia, parte del principio de que son los jóvenes quienes serán capaces de identificar, no solo el problema, sino también la solución más adecuada a sus propias necesidades y contextos sociales. De ahí que los emprendimientos son identificados por los mismos jóvenes quienes han recibido una capacitación facilitada por Banyan Global y APAZ como parte de la certificación de Emprendedor Junior del Centro Nacional de Educación para el Trabajo (CENET).

Este proyecto piloto ha demostrado que la identidad del grupo -sus vínculos de solidaridad y apoyo- es un factor clave para el trabajo colaborativo entre los jóvenes miembros de las barras, así como para lograr la cohesión del grupo y alcanzar los objetivos propuestos. Eso ha hecho posible evitar la deserción pese a que la situación personal, familiar y social de los jóvenes es adversa por el hecho de encontrarse en procesos legales que aumentan el nivel de exclusión laboral y de estigmatización social que impera en el país.

A partir de la evidencia generada por esta experiencia, se elabora un modelo de prevención de violencia terciaria desde la perspectiva de construcción de paz, en donde las personas directamente vinculadas al conflicto y la violencia son también quienes, con las oportunidades adecuadas, asumen un compromiso con la transformación de sus condiciones de vida, las de sus familias, grupos y comunidades.

El proyecto es implementado por Alianza para la Paz como parte de Empleando Futuros de Banyan Global, con el apoyo financiero de USAID Honduras.

Después de haber finalizado el proceso formativo iniciado en mayo del 2018, los jóvenes beneficiarios iniciarán en enero del 2019, el desarrollo de sus emprendimientos y contarán con capacitación técnica y el capital semilla, así como apoyo para la formalización de sus iniciativas productivas.