Boletin 1 - 2023

TEMA DESTACADO

Acordes con la deconstrucción de estereotipos para la construcción de paz - Colombia

Uno de los factores de emergencia de las violencias de género es la persistencia de estereotipos de género, raza y clase. El presente texto hace una reflexión sobre el lugar que estos tienen en la naturalización de las violencias en Colombia desde los hallazgos del proyecto “Acordes para la Paz” y propone elementos importantes para abordarlos a partir de la experiencia de trabajo en los centros musicales de la Fundación Nacional Batuta.

En Colombia existe una relación entre la perpetuación de estereotipos de género, raza y clase y las violencias de género dentro y fuera del conflicto armado colombiano. Esto se hace evidente en las violencias de género y las violencias contra niñas, niños, adolescentes y jóvenes, que con frecuencia están sustentadas en percepciones e imaginarios que las naturalizan e invisibilizan. En la sociedad colombiana, se han establecido históricamente diversas jerarquías sociales, propias de una herencia colonial, que se han mantenido a lo largo de los años y que se constituyen en una de las causas centrales de las desigualdades sociales, económicas y políticas. Así, estas inequidades y jerarquías sociales tienen una materialidad manifiesta, por ejemplo, en cómo la mayor parte de la población negra y afrocolombiana habita en los territorios más empobrecidos; cómo las niñas, los niños, las adolescentes y las mujeres son más propensas a sufrir violencias de género y particularmente violencias sexuales en comparación con los varones adultos, entre otros.

En particular, los estereotipos de género evidentes en los discursos y prácticas que son socialmente aceptadas y naturalizadas se sustentan en la perpetuación de un orden social patriarcal y racial, que legitima que unos cuerpos- masculinos, blancos, adultos y heterosexuales- ocupen un lugar de privilegio en relación con otros cuerpos- femeninos, racializados, no heterosexuales-. Ahora bien, estos estereotipos no son estáticos y estables, se trata de configuraciones históricas y contextuales cambiantes. Los estereotipos de género contribuyen a normalizar y aumentar la tolerancia a las violencias por diversas razones, entre las cuales:

  • Normalizan el binarismo de género: es decir, se asume como normal e incluso natural la falsa creencia de que existen solamente dos sexos y dos géneros y que existen unas características innatas a estos. Esto contribuye a perpetuar la idea de que todas las personas que no son cisgénero no son normales.
  • Contribuyen a naturalizar la idea de que existen unas características intrínsecas en las mujeres que las hacen ser más aptas para los roles relacionados al cuidado. Esto ha generado una sobrecarga del trabajo -la mayoría de las veces no remunerado -en las mujeres y las niñas.
  • Incentivan la perpetuación de ciertos atributos asociados a la masculinidad: la heterosexualidad, la hipersexualidad y el uso de la violencia. Esto es particularmente grave, porque en los territorios que han vivido la presencia de los grupos armados se agudiza esta idealización de las masculinidades bélicas.
  • Sitúan la familia nuclear como un “ideal” a mantener por encima de otras circunstancias a considerar. Este ideal ha sido en particular grave en la atención de las violencias contra las mujeres y contra niños, niñas, adolescentes y jóvenes, porque incluso las instituciones del Estado han privilegiado el mantenimiento de la “familia” sobre la protección de la vida e integridad de las personas.
  • Fomentan la naturalización de las experiencias de violencia en las mujeres desde que son niñas. Esto significa que socialmente se asumen que de alguna forma “hace parte de ser mujer” vivir algún tipo de violencia de género.

Desde Acordes por la Paz, se ha evidenciado la persistencia de estereotipos de género que contribuyen a naturalizar el binarismo. Por ejemplo, en una encuesta aplicada a 217 personas vinculadas a la Fundación Nacional Batuta en todo el país, se encontró que 130 personas están de acuerdo con que “las mujeres tienen un instinto maternal”. Este estereotipo señala la idea de que existen características intrínsecas al género que vincula a las mujeres con las labores del cuidado. En el mismo instrumento, 87 personas coinciden en que “las niñas suelen hacer más oficios de la casa que los niños”.

Adicionalmente, en espacios colectivos realizados con las familias de los niños, niñas y adolescentes que estudian en los centros musicales den los municipios de Saravena Arauca y Puerto Asís Putumayo, las mujeres asistentes señalan el trabajo doméstico y de cuidado de los hombres como una “colaboración” o una “ayuda” que realizan de vez en cuando.

Tolerancia a las violencias de género

Siguiendo el modelo de determinantes de las violencias contra las mujeres del Modelo ecológico Integrado[1], existen varios niveles de factores que se articulan entre sí. Entre estos, existe un nivel denominado “macrosistema” y que consiste en la presencia de imaginarios y representaciones sobre las masculinidades como asociadas a la dominación, la presencia de roles de género rígidos y la aprobación del castigo físico[2].

En Colombia, la Encuesta de Tolerancia a las Violencias ha permitido hacer un seguimiento a la presencia de estereotipos e imaginarios relacionados con estas violencias[3]. En su última versión, en 2021, la encuesta se concentra en los municipios PDET[4], de manera que brinda información sobre el estado actual de las percepciones que contribuyen a naturalizar las violencias contra las mujeres en los municipios más afectados por el conflicto armado.

En el estudio se encontró que en estos municipios, el 43% de las mujeres reportó haber sido víctima de algún tipo de violencia de género en sus vidas, a la par que el 50% de las personas han visto o escuchado alguna campaña publicitaria sobre violencias contra las mujeres en el mismo año.[5] Estos datos evidencian que si bien existen acciones  de prevención contra las violencias, estas no logran ser lo suficientemente efectivas porque con frecuencia se trata de campañas cortas, en momentos específicos, como la conmemoración de alguna fecha importante. Así, no se trata solamente de realizar acciones de prevención, sino de realizar las adecuadas, de propiciar los cambios sociales y culturales encaminados a la construcción de una sociedad equitativa.

Ahora bien, el estudio señala un cambio generacional en las pautas de crianza que apuntaría al establecimiento de roles más igualitarios entre hombres y mujeres. Esto puede significar que existe una apropiación social a aceptar la “igualdad” como un asunto de deseabilidad social, no obstante, en las prácticas esto no es tan evidente. Por ejemplo, el Estudio evidencia también que persiste la hipersexualidad y la heterosexualidad como atributos asociados a la masculinidad[6].

Así mismo, si bien las personas consideran que el cuidado de hijos e hijas es corresponsabilidad de ambos, padres y madres, en varias situaciones concretas se estima que es justificable la ausencia de los papás: El 26 % de los hombres piensa que se justifica que un padre no esté en la vida de un hijo cuando no quería tenerlo, cuando no tiene trabajo (46 %), no tiene dinero para mantenerlo (24 %) o porque es muy joven (23 %)[7].

En la Encuesta a personas vinculadas a la Fundación Nacional Batuta mencionada anteriormente, 79 de las 219 personas están de acuerdo con que “los hombres están más predispuestos a usar la violencia para resolver los conflictos que las mujeres”.

El proyecto Acordes por la Paz, desarrollado en dos de los municipios PDET- Puerto Asís y Saravena, ha evidenciado también la persistencia de estereotipos de género en las familias de niños y niñas que hacen parte de la Fundación Nacional Batuta. Si bien existe una percepción positiva en relación con la equidad de género, cuando se pregunta en específico por ciertos roles, se evidencia el mantenimiento de estereotipos ligados a los roles de género.

Por ejemplo, en el primer taller realizado con familias de estudiantes de Batuta en Puerto Asís y Saravena, se indagó su grado de acuerdo con la afirmación: “los hombres tienen menos habilidades que las mujeres para cuidar de sus hijos, hijas o personas adultas”. De 26 personas en Puerto Asís, Putumayo ,9 manifestaron estar de acuerdo y en Saravena, Arauca, de 20 personas, 5 manifestaron también un grado de acuerdo. En Puerto Asís, una funcionaria confirma la persistencia de los estereotipos de género al decir: “Aun se piensa que el hombre es quien es fuerte, quien solo puede trabajar, y la mujer debe ser la sumisa, la encargada solo de la crianza y eso ha conllevado a la discriminación en razón de género y las violencias contra las mujeres y las niñas, por ejemplo, el tema de la dependencia económica” (Entrevista a funcionaria ICBF, Putumayo, 2021).

Es interesante también evidenciar la naturalización de la predisposición al uso de la violencia por parte de los hombres: en Puerto Asís, 15 personas estuvieron de acuerdo en que “los hombres están más predispuestos a usar la violencia para resolver los conflictos” y en Saravena, 10 personas estuvieron de acuerdo con esta afirmación.

Esta información es vital porque permite entender la manera en que se configuran los estereotipos de género y así mismo, permite trazar de manera acertada las rutas de trabajo en construcción de paz, reconciliación y equidad de género.

[1] El Modelo Ecológico Integrado es una propuesta teórica formulada por Lori Heise en 1998 que propone una serie de determinantes de las violencias contra las mujeres. Heise propone que existen 4 niveles de determinantes: a. relacionados con la historia personal, b. relacionados con el microsistema (el entorno más cercano), c. los relacionados con el exosistema que hace referencia a la estructura social y d. un nivel relacionado con los imaginarios y representaciones sociales.

[2] Heise, L. L. (1998). Violence Against Women: An Integrated, Ecological Framework. Violence Against Women, 4(3), 262-290. https://doi.org/10.1177/1077801298004003002

[3] En Colombia se han realizado cuatro mediciones a las tolerancias a las violencias contra las mujeres que analizan las percepciones y la persistencia de estereotipos ligados a la naturalización del as violencias (2010, 2014, 2016, y 2021).

[4] Los PDET son los Programas de Desarrollo con Enfoque territorial que surgen con el Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y las FARC para priorizar los municipios más afectados por el conflicto armado, economías ilícitas, debilidad institucional y pobreza.

[5] María Eugenia Morales, Paola Hurtado, Rocío Martínez, Carlos Castañeda, Andrés Zapata y Leandro García. “Estudio De Tolerancia Social E Institucional a Las Violencias Contra Las Mujeres.”, USAID, 2021. P. 2.

[6] Ibid. P, 10.

[7] Ibid.

La deconstrucción de estereotipos de género

En concordancia con lo anterior, el proyecto ha venido trabajando en construcción de paz a partir de la generación de cambios culturales que promuevan la deconstrucción de los roles de género inequitativos. Entendiendo que los cambios culturales y sociales son lentos y requieren un trabajo con las comunidades de manera amplia, Alianza para la Paz a través del proyecto ACORDES por la Paz ha venido abordando estos temas con las familias y estudiantes de los centros Batuta, las instituciones y la comunidad en general.

El trabajo de prevención de las violencias, además de enunciarlas y conocer las rutas de atención, debe trascender al trabajo sobre el desmonte de estereotipos y prejuicios que contribuyan a las inequidades, así como a la promoción de masculinidades cuidadoras y corresponsables desde los niños.

Para ello, se han diseñado espacios colectivos con las familias y estudiantes de Batuta, en los que se abordan estos temas de manera específica. Adicionalmente, los equipos territoriales de APAZ, tanto en Puerto Asís como en Saravena, trabajan en la promoción de la equidad de género desde la cotidianidad de las acciones de los centros musicales, incidiendo en la vida diaria: en la manera en que se resuelven los conflictos cotidianos, en la participación equitativa de los niños y las niñas en todas las actividades y en la generación de espacios propicios para la creatividad y la libre expresión en condiciones de igualdad.

Luego del Acuerdo de Paz y de la publicación del Informe de la Comisión de la Verdad, se hace evidente la importancia del trabajo de construcción de paz desde la posibilidad de transformación en escenarios concretos. Esto posibilita también la construcción de modelos replicables para el trabajo en otros contextos. Los espacios culturales como Batuta posibilitan trabajar con comunidades que están vinculadas por el convencimiento de la importancia de la formación musical en los niños y las niñas. Posibilitan vincular estos temas a otros lenguajes como la música y sus distintas posibilidades.

¿Qué estamos haciendo?

Comunicación para la incidencia política y la prevención de estigmatización de lideresas y defensoras de derechos humanos - Colombia

Las acciones de incidencia de las lideresas y defensoras de derechos humanos en Colombia se han visto disminuidas y sus vidas están en riesgo, especialmente en el Urabá Antioqueño y la llamada Zona Bananera, integrada por los municipios priorizados en el marco del proyecto, como Apartadó, Carepa, Turbo, Necoclí y San Pedro de Urabá. En estos municipios, el despojo de tierras y los procesos de reclamación se dan en un contexto en el que la creciente incidencia armada de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y las dificultades estatales para responder y garantizar la protección, hacen que el riesgo, amenazas y asesinato de personas lideresas y defensoras, sea uno de los más altos. En esta región hay una normalización de la violencia y un patrón sistemático de violencia política, especialmente hacia los denominados movimientos de izquierda, movimientos de derechos humanos, sociales y sindicales, donde líderes y lideresas sociales reclamantes de derechos son los más victimizados.

Las acciones violentas han sido centralizadas hacia los liderazgos sociales pertenecientes a organizaciones, sindicatos y juntas de acción comunal que buscan la reivindicación y garantía de los derechos de las poblaciones rurales, quienes han sido las principales víctimas de un conflicto. La falta de involucramiento y/o articulación de la comunidad, redes y organizaciones y de éstas con la institucionalidad genera vulnerabilidad para lideresas, líderes y quienes defienden los derechos humanos. Esto aumenta cuando la institucionalidad tiene obstáculos que impiden una cobertura adecuada en materia de protección de derechos y se agudiza cuando la institucionalidad actúa de manera indiferente, aislada o poco coordinada para prevenir y mitigar la ocurrencia de hechos victimizantes y estigmatizantes.

Es debido a esta situación, y con la finalidad de apoyar a las organizaciones sociales para enfrentar y buscar estrategias frente a esta problemática, que el Fondo Multidondante de las Naciones Unidas para el Sostenimiento de la Paz, con Alianza para la Paz (APAZ) como organización implementadora, vienen ejecutando desde 2022 el proyecto “Comunicación para la incidencia política y la prevención de estigmatización de lideresas y defensoras de derechos humanos”, que tiene como objetivo contribuir al fortalecimiento de las capacidades de comunicación para la incidencia política y la prevención de la estigmatización de las lideresas y/o defensoras de derechos humanos del Urabá Antioqueño con énfasis en municipios PDET, como estrategia de protección y legitimación del trabajo que realizan y sus liderazgos.

De los 11 municipios que integran la zona de Urabá, el proyecto trabaja con 6 organizaciones de Necoclí, San Pedro de Urabá, Turbo, Apartadó y Carepa (Municipios PDET):

  1. Asociación de Productores Provincia y Paz, ASOPROVIPAZ de Carepa.

  2. Asociación Municipal de Mujeres Sembradoras de vida de Carepa.

  3. Consejo Comunitario Puerto Girón de Apartadó.

  4. Asociación de Mujeres Portadoras de Paz, ASOMUPAZ, de Turbo.

  5. Asociación de Mujeres Víctimas del Conflicto Armado de la Vereda el Caño Margen Derecha AMUVICAD, del municipio de San Pedro de Urabá.

  6. Asociación Agropecuaria La Fortaleza de Necoclí.

Las seis organizaciones aliadas son lideradas por mujeres rurales víctimas del conflicto armado, quienes por medio de su resistencia y resiliencia lograron organizarse como colectivos y construir prácticas de transformación social, en especial para las mujeres en sus territorios. Por ello, el trabajo que se realiza con las organizaciones se desarrolla desde el enfoque de género, siendo incorporado de manera transversal para identificar las relaciones desiguales de poder y las múltiples formas de discriminación, exclusión, estigmatización y violencias que los contextos generan y reproducen hacia lideresas y defensoras de derechos humanos. De igual forma, trabajamos desde el enfoque interseccional, reconociendo el cruce de categorías como sexo, etnia, raza, identidad de género, orientación sexual, tipos de liderazgo, condiciones sociales, económicas, educativas y el contexto geográfico, entre otras.

Durante la implementación del proyecto, se destaca la realización de las siguientes acciones:

  • Elaboración del mapeo de actores y de riesgos con las organizaciones, como insumo fundamental para el desarrollo de la línea base e identificación de los contextos y vulnerabilidades

  • Realización de encuentros con las organizaciones para identificar los contenidos y metodologías a incorporar e implementar en el curso, a partir de sus necesidades e intereses.

  • Diseño del curso a partir de los insumos sugeridos por las organizaciones y cuya metodología se adapta a las brechas tecnológicas identificadas por cada una de ellas. Para ello, se contó con la participación de 26 personas, 20 mujeres y 6 hombres de cinco organizaciones, quienes participaron en la formulación de contenidos y metodologías del curso virtual, que se lleva a cabo del 10 de octubre al 6 de noviembre de 2022.

  • Creación de 5 estrategias de comunicación para la incidencia política de las organizaciones a partir de la identificación de las necesidades e intereses de cada una de ellas. En Carepa, las dos organizaciones se unieron para el diseño de la estrategia de comunicaciones para potenciar las acciones.

Respecto a la gestión del conocimiento, hemos podido identificar lo siguiente:

  • Lecciones aprendidas. La estrategia para la identificación de la línea de base y el análisis desde un enfoque de género ha aportado a la visibilización de las necesidades e intereses diferenciados de las mujeres y su incorporación en los contenidos del curso virtual y el diseño de las estrategias de comunicación para la incidencia política.

  • Buenas prácticas. La adaptación de la metodología del cuso virtual a las necesidades y tiempos de las organizaciones, así como el acompañamiento y asesoría virtual y presencial para el diseño e implementación de las estrategias, dado que aproximadamente el 65% de las integrantes tiene acceso a Internet, pero, para quienes se les dificulta, se organizaron encuentros de trabajo presencial a través de la facilitadora territorial, quien se desplaza hasta las sedes de cada organización.

  • Retos, alertas y problemas. El control territorial de actores armados complejiza la realización de reuniones presenciales y el traslado de la facilitadora territorial a los encuentros periódicos con las organizaciones. Algunas de las integrantes de las organizaciones han recibido amenazas por ser reclamantes de tierras.

  • Retos Covid-19 y efectos. La pandemia de COVID-19, además de incrementar la vulnerabilidad y riesgo de quienes ejercen los liderazgos durante el confinamiento, mermó las dinámicas propias de intervención de los liderazgos sociales, caracterizados por acciones de incidencia cara a cara. Esta circunstancia generó reflexiones en torno a la necesidad de fortalecer los canales de comunicación e incidencia y buscar otros para potenciar los liderazgos.

En este momento, el proyecto se encuentra en la fase de implementación de estrategias de comunicación donde las seis organizaciones están creando, diseñando y gestionando contenidos, reuniones y acciones de comunicación para la incidencia con el fin de fortalecer a los procesos de sus organizaciones.

Utilizar las escuelas de música como plataformas para la paz en Colombia

La Fundación Kofi Annan, con quien trabajamos de la mano desde APAZ y la Fundación Nacional Batuta, publicó este inspirador artículo sobre el proyecto “Acordes por la paz” (https://www.kofiannanfoundation.org/articles/music-schools-as-platforms-for-peace-in-colombia/). A continuación, se los compartimos.

Te presentamos a Rosaura Peña Rivero, una niña de 11 años que vive en el municipio de Saravena, departamento de Arauca, en Colombia. Rosaura es una de cientos de niñas y niños que están recibiendo formación en el marco del proyecto Acordes por la Paz: Voces por la Reconciliación y la Igualdad en Colombia, que la Fundación Kofi Annan, Alianza para la Paz y la Fundación Nacional Batuta están llevando a cabo en distintas regiones de Colombia. En este proyecto, Rosaura y estudiantes de los centros musicales de Batuta, están aprendiendo sobre paz, reconciliación e igualdad de género a través de la música.

“Creo que todos deberíamos tener las mismas oportunidades, los mismos derechos”

Rosaura Peña Rivero

Saravena, donde vive Rosaura, es una de las zonas más violentas de Colombia, junto con Puerto Asís en Putumayo. En estos municipios, donde estamos haciendo el pilotaje del proyecto, las comunidades locales son altamente vulnerables frente a los grupos armados y los desplazamientos forzados. Los múltiples enfrentamientos propios del conflicto armado afectan de manera desproporcionada a niñas, niños y adolescentes, que son el principal objetivo de reclutamiento forzado por parte de los grupos armados. Este fenómeno se vio exacerbado por la pandemia del COVID-19, que provocó el cierre de escuelas y el aumento de la inseguridad y la pobreza.

Además, niñas, niños y adolescentes de estos municipios están expuestos a altos niveles de violencia doméstica y sexual en sus familias y comunidades. Según el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Colombia, desde 2021 la violencia sexual ha aumentado un 19,3% y la violencia intrafamiliar un 25,8%. Estas estadísticas implican que son víctimas de maltrato intrafamiliar cada treinta segundos, siendo las niñas y mujeres las más afectadas.

En respuesta a esto, en 2022, la Fundación Kofi Annan y las organizaciones aliadas, Alianza para la Paz y Fundación Nacional Batuta, lanzaron un proyecto piloto “Acordes por la Paz”, que tiene como objetivo promover una cultura de paz e impulsar un cambio positivo en estas comunidades afectadas por la violencia. El proyecto cuenta con el apoyo de la Fundación Migros y de la República y el Estado de Ginebra.

“Acordes por la Paz”, integra las dimensiones de paz, reconciliación y equidad en la educación musical. La formación sobre paz y género, las sesiones de diálogo, la práctica musical, el apoyo psicosocial y una estrategia de comunicación y sensibilización, han ayudado a niñas, niños y adolescentes más afectados por la violencia, así como a sus familias y a las autoridades, a mejorar la cohesión social en las comunidades. Estas actividades también han contribuido a desarrollar un sentimiento de pertenencia compartida y una estrategia de resiliencia ante la violencia.

Desde el inicio del proyecto, en abril de 2022:

  • 235 niñas, niños y adolescentes, 108 familias y 36 docentes de música y personal de nivel nacional de Batuta han recibido formación en paz e igualdad de género;
  • Niñas, niños y adolescentes han organizado 2 conciertos comunitarios, presentando las canciones que compusieron en el marco del proyecto;
  • Se ha llegado a 4.733 integrantes de la comunidad a través de una campaña comunicativa de sensibilización que aborda la prevención de las distintas formas de violencia, la igualdad de género, y las vías para la paz y la reconciliación;
  • 28 autoridades locales, instituciones nacionales y organizaciones civiles han entablado un diálogo para crear de manera conjunta una estrategia para generar un entorno protector para niñas, niños y adolescentes.

En este sentido, nuestro objetivo más amplio es reforzar la cooperación entre las autoridades locales, las instituciones nacionales y las organizaciones de la sociedad civil para crear un ecosistema de protección contra la violencia, de la que son víctimas niñas, niños y adolescentes en condiciones de vulnerabilidad en territorios de conflicto armado.

En 2023, la Fundación Kofi Annan y sus socios quieren replicar el programa en los más de 230 centros de música de Colombia. Con mayor financiación, podremos impactar a miles de niñas, niños y adolescentes y a sus en todo el país.

Resultados alcanzados por el proyecto Acción contra la violencia de género en Honduras

Imagen de WhatsApp 2023-05-09 a las honduras

El proyecto Acción contra la violencia de género en Honduras tuvo como objetivo contribuir a la reducción de la desigualdad de género en mujeres y jóvenes LGBTI+ en 6 barrios marginados y violentos de Tegucigalpa, Honduras (Colonia El Carrizal, Barrio El Bosque, Colonia 3 de Mayo, Barrio San Cristóbal, Colonia La Esperanza, Colonia Villa Nueva). Desde una perspectiva de construcción de paz, la definición de la metodología de acción estuvo basada en información proveniente de la voz de las personas que serían las encargadas de la sostenibilidad de los resultados del proceso.

El proceso inició con el desarrollo de un diagnóstico que permitió identificar las diferentes dinámicas de discriminación y violencia basada en género que condicionan la desigualdad e inequidad en barrios urbanos de la ciudad de Tegucigalpa. Para el diagnóstico se realizaron 154 visitas de observación y se encuestaron a 451 personas (un promedio de 74 personas por barrio). Se realizó un total de 29 grupos focales y 19 entrevistas en profundidad.

Sobre esa línea de base se trabajó tres ámbitos de resultados:
Empoderamiento de mujeres, jóvenes LGBTI+ y hombres de familias y comunidades en sus derechos humanos para la prevención de la violencia de género.
Se implementaron procesos formativos con el objetivo de reconocer las diferentes formas de violencia basada en género; reducir los niveles de tolerancia hacia la violencia basada en género; e identificar los mecanismos de reproducción de la violencia en la familia y en la comunidad.
  • Se formaron grupos de mujeres organizados en cada barrio, lográndose involucrar a 480 mujeres de las cuales 240 completaron la totalidad de los talleres formativos y 100 lo hicieron de forma irregular.
  • Se formó a 111 jóvenes LGBTI+ de los barrios donde se implementó el proyecto y para ello se estableció una alianza con el Colectivo Violeta. Del total de jóvenes participantes 40 eran homosexuales, 13 lesbianas, 21 mujeres transgénero, 5 hombres transgénero, 17 mujeres con VIH, 13 bisexuales y 2 pansexuales. A través de la alianza con el Colectivo Violeta se incluyó a un grupo de 20 mujeres y jóvenes LGBTI+ con VIH que son parte del Colectivo Sol Naciente.
  • Se formaron 68 mujeres jóvenes de la barra Ultra Fiel de diferentes “peñas”, o subsecciones de la barra en cada barrio de la ciudad de Tegucigalpa.
  • Se formaron hombres jóvenes de las comunidades y familias en los barrios seleccionados. Este proceso se realizó en conjunto con la barra Ultra Fiel a través de los líderes de “peñas” en cada barrio. Se logró involucrar a 226 jóvenes de la barra Ultra Fiel quienes recibieron talleres de derechos humanos y masculinidades. Posteriormente este proceso formativo se amplió a jóvenes de otras ciudades del país con quienes se implementaron 8 talleres de sensibilización que fueron impartidos por los mismos líderes de la barra formados previamente por el proyecto. En total se formaron 288 jóvenes barristas de las ciudades de San Pedro Sula, Puerto Cortés, La Ceiba, Choluteca, Catacamas, Danlí, Siguatepeque y La Paz.
Se elaboraron planes preventivos para llevar los conocimientos de las formaciones a la acción. Se utilizó una metodología de construcción participativa para la elaboración de los planes de prevención.  Para ello se realizaron 8 reuniones en cada grupo a lo largo de dos meses con el objetivo de lograr el mayor consenso posible entre todas las mujeres participantes sobre las acciones a implementar; definir acciones debían ser visibles en la comunidad; debían incluir a más mujeres en el proceso; replicar el proceso formativo y buscar que las acciones contribuyeran a la sostenibilidad económica. En total se realizaron 9 planes: uno plan por cada uno de los 6 barrios, 1 plan del grupo de mujeres barristas, 1 plan de jóvenes LGBTI apoyado por el Colectivo Violeta y 1 plan de mujeres y jóvenes LGBTI con VIH apoyado por el grupo Sol Naciente. En total, participaron 267 personas de las cuales 153 eran mujeres.
Aumento de la eficiencia de los proveedores de servicios públicos (policía y fiscales) para abordar y prevenir la violencia de género.
Se generaron capacidades en la Policía Nacional de Honduras por ser la institución encargada de velar por la prevención y atención de la violencia. La Policía Nacional de Honduras cuenta con una Unidad de Equidad de Género con la cual se estableció una alianza estratégica para desarrollar un proceso de formación que permitiera fortalecer el enfoque de género dentro de la institución y lograr la participación de los agentes de la policía de los barrios seleccionados, en las acciones del proyecto. Para el desarrollo de este proceso formativo se estableció una alianza con el Colectivo Ecuménicas por su experiencia en….
  • Se formaron 347 policías estudiantes de la Academia de Policía (226 mujeres, 124 hombres) en las siguientes temáticas: enfoque de género, violencia basada en género, masculinidades, cuidado y autocuidado y derechos humanos.
Aumento la efectividad de los mecanismos institucionales para abordar y prevenir la VBG.
El punto de encuentro de todas las etapas del proyecto fue la implementación de los planes de prevención elaborados por los grupos de mujeres y jóvenes LGBTI+ ya que permitió unir a estos con la institución policial.
  • Se implementaron 71 actividades colectivas de prevención en los seis barrios donde se implementó el proyecto, así como, se implementaron acciones por parte del grupo de mujeres barristas de la Ultra Fiel.
  • En 50 actividades estuvo involucrada la Unidad de Género de la Policía Nacional, colaborando y apoyando en la implementación de las acciones preventivas. Con ello se logró generar niveles de confianza entre la institucionalidad y las comunidades de los barrios seleccionados.
La violencia basada en género fragmenta el tejido social desde su raíz y sobrepone estructuras de poder basadas en relaciones patriarcales violentas. Estas estructuras son resistentes al cambio porque son reforzadas y transmitidas por medio de las instituciones, las leyes y la cultura (entendida esta como un conjunto de creencias y aprendizajes que se reproducen en las relaciones sociales a través de las generaciones y que su cuestionamiento y transformación se enfrenta a mecanismos de sanción socialmente aceptados). Transformar eso, es un esfuerzo de largo aliento, pero iniciar este proceso en territorios en los que las intersecciones de género, clase social, educación y múltiples formas de violencia están más arraigadas es una condición ineludible para la construcción de sociedades más democráticas y en paz.

Eventos / Publicaciones

Conciertos musicales en los municipios de Saravena (Arauca) y Puerto Asis (Putumayo) en el marco del Proyecto Acordes por la paz “Voces por la reconciliación y la igualdad en Colombia”

Programa de radio del Proyecto Acordes por la paz en Saravena, Colombia

Curso virtual “Comunicación para la incidencia política y la prevención de estigmatización de lideresas y defensoras de derechos humanos”, en Colombia

Evento de donación de equipos al Colectivo Violeta y Colectivo Sol Naciente en el marco del proyecto "Acción contra la violencia de género", en Honduras

Actividades más importantes en redes sociales

Actividades del Proyecto Acordes por la paz “Voces por la reconciliación y la igualdad en Colombia”

Publicación en la página de internet de Fundación Kofi Annan
Podcasts

Actividades del Proyecto “Comunicación para la incidencia política y la prevención de estigmatización de lideresas y defensoras de derechos humanos” - Colombia

Actividades del proyecto "Acción contra la violencia de género", en Honduras