Crónicas

Crónicas de INÉS en Soacha

Son las 7:00 de la mañana y aunque el sol no despega y la niebla aún no deja ver las montañas en el horizonte, la señora Romelia ya tiene el fogón prendido y a punto de hervor el tinto de la mañana que espanta el frío y los malos recuerdos. Con ella se encuentran Lucía, la hija mayor que tiene dos niños de diez y cinco años, y la menor de sus ocho hijos e hijas, Rosita, de 17 años. Doña Rome, como la llaman de cariño sus amigas, es una mujer que a sus 70 años sigue manteniendo la misma rutina de levantarse con las gallinas y acostarse cobijada de la noche. Su día lo dedica al cuidado de su cultivo de papa y una pequeña huerta con hierbas medicinales que “siempre salvan la vida estando tan lejos del Centro de Salud”, comenta entre risas. Entre atender las vacas y gallinas, que viven en un pequeño cobertizo que se encuentra al lado de su casa, y ayudando a cargar la cosecha para venderla en el mercado, doña Rome recibe en su casa al equipo INÉS, de la Iniciativa Nacional de Equidad para las Mujeres Rurales. El equipo de INÉS llega a las puertas de la casa de doña Rome y es recibido con un tinto caliente para aliviar el frío de la mañana. Tanto doña Rome como sus hijas sienten gran expectativa por conocer quién es INÉS y qué puede hacer por las mujeres rurales de la Vereda Alto de la Cabra del municipio de Soacha, en Cundinamarca. Doña Rome se sorprende al conocer los derechos que la amparan, y con los ojos fijos en su taza de tinto, cuenta que cuando era joven estos temas no se hablaban y las mujeres que se quejaban o decían algo eran señaladas de “malas mujeres” o “malas esposas”. Su hija Rosita le toma la mano con cariño mientras reciben la cartera mensajera que les entrega el equipo de INÉS y que contiene información acerca de las violencias de género y las rutas de atención para prevenir y atender las violencias, aquellas las que son visibles y las que solo el alma conoce. Lucia, la hija mayor, enérgica con el calor del tinto y la charla dada por el equipo de INÉS, habla de cómo le sirvió para darse cuenta que la violencia no es sólo el golpe y que existen lugares como las Comisarías de Familia que pueden orientar y atender las violencias de cualquier tipo contra las mujeres. El tinto termina y con él la visita que el equipo de INÉS realizó al hogar de doña Rome. Entre gracias y saludos de despedida el equipo de INÉS continúa su camino, no sin antes recordarle a doña Rome y sus hijas que cualquier violencia en contra de las mujeres es inaceptable y que INÉS llega para sembrar equidad.